martes, 22 de febrero de 2011

Ausencias psicológicas

Subida de las temperaturas en febrero, 22º a las siete de la tarde. Cambios meteorológicos bruscos. Salir de casa pensando que hace frío porque parece que los árboles van a salir volando del viento que hace, pero no. Abres la puerta, por fin después del interrogatorio de la vecina del 3º, y te topas con un calor que no cuadra con esta época del año (al menos para mi). Y ahí está, acechando tras la esquina, el causante número uno de costipados, toses y demás mucosidades. Y otra vez, por enésima vez ya, me ha atrapado.

Por eso ahora se acumulan también los pañuelos (los nuevos y los usados) junto a la montaña creciente de apuntes (en limpio y para pasar), la bibliografía (siempre incompleta) de la facultad, los libros y el ordenador. Y esa incapacidad de mantener una conversación con sentido, sin recurrir a las condiciones meterológicas como si de se tratase de una conversación del ascensor. La ausencia de sentimientos por tu parte me duele. Pero todavía me duele más la carencia de palabras por mi parte, y la profusión de pensamientos autodestrucivos (¿o era al revés?) y  generadores de dependencia.

Y mientras tanto el mundo está como está.

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